Define un "buen polvo"; probablemente contiene grandes dosis de pasión, de intimidad, de placer, de caricias, de besos y seguro, segurísimo que hay un orgasmo, o mejor varios, ¿no?.
De hecho, el fin, la meta de las relaciones sexuales es ese ansiado orgasmo. En los hombres, generalmente más fácil de conseguir, en las mujeres, algo más laborioso, pero al alcance de la mano. Bien, pero hay muchos factores que pueden dificultar la consecución de ese objetivo; desde una técnica errónea, al cansancio y, sobre todo, la ansiedad.
Queremos un orgasmo, pero no cualquier orgasmo, queremos el orgasmo en el momento preciso, de una intensidad adecuada y, preferentemente, con la penetración. Que cantidad de requisitos para una sensación tan natural...Además, si no lo logramos así, nos crea ansiedad, nos agobia, no estamos satisfechos con la relación sexual.
Osea esa sensación de segundos nos condiciona una actividad de muchos minutos. Podemos haber tenido una hora de pasión, de placer, de confianza, de besos, de caricias, de intimidad...y de todo lo que le pedimos a "un buen polvo" que si, por lo que sea no hay orgasmo, ese "polvazo" pierde puntos de forma inmediata.
Y es que es el pez que se muerde la cola, el no alcanzar ese objetivo en una relación, puede crearnos una ansiedad para la siguiente y con esa ansiedad...muy dificilmente vamos a lograr la concentración, relajación y excitación necesarios para el orgasmo.
¿Por que no aprendemos a disfrutar a lo largo de toda la relación? a valorar cada segundo y sacarle el máximo partido, a relajarnos y concentrarnos en todas las sensaciones...De esta forma, lo más seguro es que los orgamos lleguen solos, sin forzar, tan naturales como son en realidad. Y si no llega en esa ocasión, llegará en la siguiente.
2 comentarios:
Ole, ole y ole!!!
No tengo nada más que añadir, solo sería repetir lo que tu has dicho.
Gracias por el blog Marta, siempre muy interesante.
El quid de la cuestión es que nos solemos obsesionar con "el polvo" o con la "penetración" cuando ni lo uno ni lo otro son la única vía de dar y obtener placer sexual.
Obsesionarse con conseguir "el" orgasmo sí o si, solo consigue... no conseguirlo.
Un beso.
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