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lunes, 9 de agosto de 2010

¿Tres es multitud?


La fantasía sexual masculina estrella es tener relaciones sexuales con dos mujeres. Al mismo tiempo, se entiende o ,al menos de una forma más o menos simultánea.

¿Pero donde termina la fantasía y comienza la realidad? Lo cierto es que, en cuanto a fantasías sexuales, pocas veces apetece realmente llevarlas a cabo. Ya sea por miedo, por pudor o simplemente porque en la cabeza parece tener más gracia que en la vida real. Sirven para excitarnos, estimularnos, divertirnos, pero no suelen pasar de ahí.

El llamado menage a trois, en cambio, es una práctica cada vez más extendida, o al menos eso se dice. Entre lo que se hace y lo que no se hace pero se cuenta igual, se forman una especie de “modas” en el sexo igual que en los destinos vacacionales.

Cómo en cualquier práctica sexual, todo es perfectamente normal y sano mientras las personas involucradas estén de acuerdo y no se atente contra la integridad física de ninguno de los participantes.

El problema surge cuando uno de los miembros de una pareja manifiesta su deseo de hacer un trío y la otra parte no está tan convencido/a. ¿Para que nos vamos a engañar? En la mayoría de estos casos, es la mujer de la pareja heterosexual la que duda.

¿Por qué pasa esto? Hombres y mujeres tenemos, en general, una forma distinta de ver el sexo. Mientras nosotras vinculamos el sexo con el afecto, ellos separan ambos conceptos sin problemas. Ojo, no he dicho amor, he dicho afecto. No es que necesitemos estar enamoradas para tener relaciones sexuales, pero para sentirnos a gusto con una relación sexual siempre buscamos algún tipo de vinculo afectivo, sea amistad, buen rollo, química... o como queramos llamarlo.

De igual forma, en las relaciones de pareja utilizamos el sexo como una forma de comunicación afectiva siempre que tenemos relaciones sexuales. En cambio, para los hombres no es un requisito imprescindible.

Así, es muy posible que una mujer se encuentre con un dilema importante ante la proposición de incluir otro miembro en la cama que además, como suele ser el caso, es otra mujer. Es posible, que aún considerándose una mujer “liberada” y de “anchas miras” se sorprenda a si misma dudando en algo que igual ha manifestado en alguna ocasión que le apetecería probar.

Bueno, no tiene nada de raro dudar y no sentirse convencida. Ese vinculo amor-afecto lleva a ver en la otra mujer una competidora a nivel afectivo, el ver a su pareja teniendo relaciones sexuales con otra chica puede fácilmente despertar sentimientos de celos aunque no se consideremos celosa. Puede ver conexiones entre ellos, más allá de lo físico, donde probablemente no hay nada. También puede ocurrir que se compare físicamente con ella, o tema que para él el sexo sea más placentero con la otra persona.

Nuestra cultura nos inculca la idea de la monogamia y la fidelidad y, aunque una persona sea consciente de que es algo cultural, por lo tanto no natural y “de cara a la galería” incluso defienda el amor libre o las parejas liberales, a nadie le hace ilusión que le sean infiel. Esa educación pesa mucho y es algo que hemos ido absorbiendo desde pequeños. Está claro que el menage a trois no tiene porque ser considerado una infidelidad, pero aún así, es normal que te choque y te despierte sentimientos negativos ver a tu pareja con otra persona.

En resumen, las dudas son normales y hay que escucharlas. Desde luego en ningún caso recomendaría hacer un trío o cualquier otra practica si no se está convencido. Muchas veces estas cosas se hacen para agradar a la pareja o por temor a quedar como una persona cerrada o “estrecha” y la verdad es que tiene pésimas consecuencias sobre la relación de pareja. Si haces algo, (sea de carácter sexual o no) de lo que no estás convencido con el proposito de agradar a otra persona y luego es una experiencia desagradable, lo más probable es que culpes siempre a esa persona de ese sentimiento, aunque sea inconscientemente.

Si no hay dudas, si todo está claro y hablado, ¡pues estupendo! Puede ser una buena forma de salir de la rutina en pareja y hacer realidad fantasías.

Donde caben dos, caben tres, dicen por ahí...

4 comentarios:

Sólo un pero...
No sé si será porque soy mujer, pero mi fantasía es el trío con dos hombres, no con dos mujeres. Por supuesto, también yo, en ese caso, separo el sexo del amor.
Es evidente que el hombre y la mujer no somos iguales, pero quizás tampoco somos tan diferentes como siempre se nos dicho... lo sabremos exactamente cuando no existan corsés.
Un saludo.

Por supuesto, este post es en general. Es más habitual la fantasia de los hombres de estar con dos mujeres, que el de las mujeres de estar con dos hombres.
En mi opinión hombres y mujeres si tenemos una forma diferente de ver el sexo, pero no nos viene de nacimiento, es la educación distinta que recibimos la que nos marca las diferencias.

Soy hombre y lo que mas me excita es pensar en hacer un trío con mi mujer y otro chico. Sin embargo siempre que me corro me arrepiento de pensar eso. Y nuevamente al rato otra vez me excita. Me excita muchísimo y se lo he dicho a mi mujer pero como ve que me arrepiento ya no le gusta la idea. Yo quiero quitármelo de la cabeza porque razono que esta mal pero cuando hacemos el amor o cuando me masturbo solo lo deseo con todas mis fuerzas aunque me proponga evitarlo. Que puedo hacer?

Porque crees que está mal tener esa idea?? Creo que el problema no es la idea, es como te sientes tú con ella. Lo cierto es que cuanto más te culpes por pensar eso, más aparecerá esa fantasía en tu cabeza.
Primero date cuenta de que fantasear no tiene nada que ver con desear hacerlo en realidad, fantasea sin remordimientos sobre lo que quieras!! Solo faltaba que tuvieses que controlar tus pensamientos también!
Léete este post, a ver si te sirve.
http://sexoypunto.blogspot.co.uk/2008/11/fantasas-sexuales.html
Te recomiendo recrearte en la fantasía todo lo que quieras y luego pensar racionalmente si es una fantasía o un deseo real, si llegas a la conclusión de que quieres llevarlo a cabo, tampoco es malo! A tu pareja le parece bien de hecho! Tienes medio camino hecho para cumplir ese deseo erótico.