El lingam es un símbolo hindú para el Dios Shiva y la energía masculina, tiene forma de falo y viene acompañado de Ioni que, a su vez, simboliza la feminidad y viene representado en forma de vulva. Ambos se acoplan en una misma figura. (Ver foto)
Nada más lejos de mi intención hacer una monografía sobre los símbolos de la religión hindú, pero es una pequeñísima introducción para que se entienda el título del post.
Y es que en nuestra cultura, tal vez no llenamos las calles de estatuas de genitales (alguna hay) y a lo mejor no le ponemos templos (discutible) pero sí les atribuimos poderes divinos.
De todo nuestro cuerpo, con la cantidad de partes flexibles y manejables, cubierto de piel con millones de terminaciones nerviosas, sus zonas hipersensibles y útiles para dar y recibir placer…elegimos ese único área para dotarle del poder (y sobre todo la responsabilidad) de proveernos y proveer a otras personas de placer orgásmico. De tal forma que si en algún momento no podemos contar con las plenas facultades de nuestros genitales por la razón que sea nuestra sexualidad se reduce a la mínima expresión.
Por otro lado, y muy congruentemente con la educación en anatomía sexual y reproductiva, no tenemos ni idea de cómo funcionan nuestros genitales. Nos olvidamos de que están hechos del mismo material que el resto del cuerpo y muchas veces no sabemos ni cuidarlos.
Hay que observarlos, no obsesivamente, pero sin miedo, como cualquier otra parte del cuerpo. Te ves una zona roja en el brazo y te preguntas si te has dado un golpe o es una alergia…si pica piensas en una irritación o una picadura. Es extraño que no seamos capaces de hacer lo mismo con nuestros genitales. Raramente los observamos, así que es difícil detectar esas cosas, pero si notamos algo en “nuestras partes íntimas” nos volvemos totalmente hipocondríacos.
Las relaciones sexuales, en general, y sobre todo las que incluyen penetración, conllevan lesiones (de hecho esas lesiones son el foco de infección de muchas ETS), esto ocurre porque tanto el glande como la vagina están cubiertos de mucosa que es bastante delicada. Pero esto no nos debe preocupar en exceso, son lesiones microscópicas que no llevan mayor consecuencia. En ocasiones, por ejemplo si la lubricación es escasa, esas lesiones pueden ser algo mayores y producir molestias. Mucha gente se preocupa muchísimo cuando nota escozor o quemazón, sólo hay que pensar que es una parte más del cuerpo que ha sido sometido a una fricción y ahora se resiente.
Esto es algo sobre lo que recibo muchas dudas y consultas y he pensado en escribir un par de posts de anatomía sexual femenina y masculina y comentar algunos de los problemillas habituales que nos podemos encontrar en estas partes (que no son más que eso) de nuestro cuerpo.
Nada más lejos de mi intención hacer una monografía sobre los símbolos de la religión hindú, pero es una pequeñísima introducción para que se entienda el título del post.
Y es que en nuestra cultura, tal vez no llenamos las calles de estatuas de genitales (alguna hay) y a lo mejor no le ponemos templos (discutible) pero sí les atribuimos poderes divinos.
De todo nuestro cuerpo, con la cantidad de partes flexibles y manejables, cubierto de piel con millones de terminaciones nerviosas, sus zonas hipersensibles y útiles para dar y recibir placer…elegimos ese único área para dotarle del poder (y sobre todo la responsabilidad) de proveernos y proveer a otras personas de placer orgásmico. De tal forma que si en algún momento no podemos contar con las plenas facultades de nuestros genitales por la razón que sea nuestra sexualidad se reduce a la mínima expresión.
Por otro lado, y muy congruentemente con la educación en anatomía sexual y reproductiva, no tenemos ni idea de cómo funcionan nuestros genitales. Nos olvidamos de que están hechos del mismo material que el resto del cuerpo y muchas veces no sabemos ni cuidarlos.
Hay que observarlos, no obsesivamente, pero sin miedo, como cualquier otra parte del cuerpo. Te ves una zona roja en el brazo y te preguntas si te has dado un golpe o es una alergia…si pica piensas en una irritación o una picadura. Es extraño que no seamos capaces de hacer lo mismo con nuestros genitales. Raramente los observamos, así que es difícil detectar esas cosas, pero si notamos algo en “nuestras partes íntimas” nos volvemos totalmente hipocondríacos.
Las relaciones sexuales, en general, y sobre todo las que incluyen penetración, conllevan lesiones (de hecho esas lesiones son el foco de infección de muchas ETS), esto ocurre porque tanto el glande como la vagina están cubiertos de mucosa que es bastante delicada. Pero esto no nos debe preocupar en exceso, son lesiones microscópicas que no llevan mayor consecuencia. En ocasiones, por ejemplo si la lubricación es escasa, esas lesiones pueden ser algo mayores y producir molestias. Mucha gente se preocupa muchísimo cuando nota escozor o quemazón, sólo hay que pensar que es una parte más del cuerpo que ha sido sometido a una fricción y ahora se resiente.
Esto es algo sobre lo que recibo muchas dudas y consultas y he pensado en escribir un par de posts de anatomía sexual femenina y masculina y comentar algunos de los problemillas habituales que nos podemos encontrar en estas partes (que no son más que eso) de nuestro cuerpo.
¡Espero que os gusten!
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